Título: Los juguetes de la guerra
Autora: Carolina Pobla
Editorial: Maeva
Fecha de publicación: 04/06/2020
Saga: -
Páginas: 440
Precio: 20,00 €
Sinopsis:
Una mujer lucha por sacar adelante a su familia mientras el amor y la amistad se abren paso en tiempos de guerra.
Una tarde de otoño en Barcelona, a Violeta, la madre de la autora, le comunican la muerte de su hermano Víctor. Y con la noticia llega la gran revelación: Víctor era adoptado. En 1942, Elsa, viuda de un aviador de la Luftwaffe y madre de seis hijos, entre ellos Violeta, regresa al pueblo de Baviera en el que pasó los veranos de su infancia. Desea alejar a sus hijos de la guerra, pero a su llegada se encuentra con la mansión familiar reconvertida en hospital militar y tiene que acomodar a su familia en una humilde cabaña en el monte.
Mientras a su alrededor el país se desmorona, los niños crecen y viven experiencias que los harán madurar deprisa. Elsa, una madre luchadora y una trabajadora eficiente que utiliza sus conocimientos como comadrona para ayudar en el hospital, también es una mujer joven que, a pesar del caos imperante, vivirá una intensa historia de amor.
Opinión personal:
Leí a Carolina Pobla hace dos años con Geranios en el balcón, una novela en la que consiguió transportarme a la España del siglo XX, concretamente en su primer tercio, donde los protagonistas se conocen poco antes de que llegue la terrible guerra. Como disfruté de aquel primer título, en cuanto vi la maravillosa portada de Los juguetes de la guerra, pude ver que era de la misma autora y leí su sinopsis, supe que tenía que darle una oportunidad, ya que estas historias ambientadas en períodos bélicos o cercanos suelen gustarme mucho. Aunque una pandemia mundial haya retrasado su publicación tres meses, por fin podemos leer esta historia.
Anterior título de la autora |
Esta historia nos sitúa en el año 1942, donde seguimos los pasos de Ilse, viuda de uno de los aviadores de la Luftwaffe, que se ha quedado sola con seis hijos, por lo que decide volver al lugar donde pasó los mejores veranos de su infancia, Baviera, donde solo desea alejar a sus hijos y a sí misma de la guerra, aunque no tardará en descubrir que el lugar ha cambiado mucho durante los últimos años, incluso su mansión familiar, que ahora se ha convertido en un hospital militar. Aunque parece que la vida no puede sorprender más a Ilse, o al menos no con buenas noticias, descubrirá que sus conocimientos como comadrona serán esenciales para el hospital y que quizás, detrás de tanta oscuridad, también haya un rayo de luz y nuevas oportunidades en su camino.
Si bien Geranios en el balcón (2018) estaba marcado por la Guerra Civil española, este segundo libro de la autora lo está por la Segunda Guerra Mundial, que es uno de los períodos históricos que más disfruto como lector, por lo que este libro ya partía de un gran punto a su favor, y más viendo cómo la autora ha sabido explotarlo y mostrarnos facetas que no solemos ver en este tipo de libros, centrados casi siempre más en la primera línea de la contienda. Me ha gustado especialmente cómo se muestra todo lo que hicieron los aliados para eliminar los pensamientos nazis de parte de la población alemana mostrando las grandes atrocidades que el nazismo había provocado, algunos de ellos desconocidos hasta ese momento. Sin duda, otro de los puntos fuertes de la novela ha sido su personaje principal, Ilse, una mujer que tuvo que hacer frente sola a todas las dificultades de la época, siendo una luchadora incansable y ayudando siempre en lo que podía a los demás. También contribuye la historia de amor, a través de la que vemos que hasta en los momentos más difíciles y oscuros hay esperanza e ilusión por vivir y encontrar un lugar en el que vivir en paz, lejos de los odios y ambiciones de los grandes hombres. El broche final lo pone la autora, que pone todo su empeño en hacer disfrutar a los lectores y que guarda una íntima conexión con los dos libros y sus personajes, ya que, por ejemplo, este está inspirado en lo que vivió su abuela a través de las historias que contaba su madre.
En resumen, con Los juguetes de la guerra, Carolina Pobla nos transporta a 1942, donde veremos, entre tanta oscuridad, las nuevas oportunidades que brinda la vida a Ilse, una mujer adelantada a su tiempo que me ha ganado desde las primeras páginas.
4/5
¡Hola! Me alegro que sea un libro del que has disfrutado tanto. A mí la premisa en si no me llama la atención, así que en esta ocasión lo voy a dejar pasar.
ResponderEliminar¡Nos leemos!
Me ha gustado la temática. Me la llevo apuntada.
ResponderEliminarUn abrazo y feliz semana.
Me gustan este tipo de tramas pero la ambientación me hace pasarlo tan mal que cuando leo uno tardo en decidirme con otro =)
ResponderEliminarHola, me alegra que te haya gustado la novela, yo no conocía a la autora pero el libro que nos traes pinta muy bien y no me importaría darle una oportunidad ya que la época en la que está ambientado me gusta mucho.
ResponderEliminarBesos desde Promesas de Amor, nos leemos.
¡Hola! Pues tiene muy buena pinta. No soy muy aficionada a leer libros ambientados en la 2GM, pero de vez en cuando sí que me apetece algo así y creo que, por lo que comentas, podría ser una lectura que me gustase.
ResponderEliminar¡Besos!
¡Hola!
ResponderEliminarNo conocía a la autora, tanto este libro como el anterior que nos muestras, me llaman muchísimo la atención, así que los apunto, las épocas en la que están ambientados me atraen y estoy segura que ambos serán una muy buena lectura.
Me encanta que los hayas disfrutado, gracias por traernos esta reseña ;)
Nos leemos, un abrazo.
Los Libros de Mava (Marianna 2.0) ☆
¡Hola!
ResponderEliminarMe cuesta leer este tipo de libros a pesar de que le pongo interés, pero seguiré intentándolo. Me apunto el libro.
Un beso <3
Maravillosa novela, por tratar una etapa dolorosa desde un punto de vista completamente diferente. Con una excelente ambientación, la escritora nos describe con detalle y sencillez, una historia de suoperación ante las adversidades.
ResponderEliminarOh, esta creo que la podría disfrutar. Ilse me llama la atención como personaje. No me importaría echarle un ojo. Besos
ResponderEliminar